miércoles, 1 de mayo de 2013

Un acuerdo que se rompe con el tiempo. Capítulo I

Nota de autor: ¡Estoy muy feliz de haber 'remodelado' el blog! Aunque espero que no vuelva a hundirse en los rincones oscuros de internet... x) Bueno, éste es el primer fic 'BotTom' que escribo, sin embargo, se sintió cómo si ya lo hubiera hecho antes, 'Ujujuju'.  Sin más que decir, espero que disfruten el primer capítulo de éste fic... ''Un acuerdo que se rompe con el tiempo''. PD: Agradecería sugerencias, críticas, o cualquier comentario. ¡Todo es bienvenido! c: 



Capítulo I


Por Narrador.
-¿Sabes, Tom? Ya no sé si estoy dispuesto a seguir escuchando ésta mierda- El mayor afirmó sus manos en los posa-brazos del sillón, y de éstos se impulsó para ponerse de pie. -Haz lo que quieras- Sonrió falsamente.
-Está bien- Respondió el contrario -De todas formas... Ya no quiero ir- Se dió la vuelta y caminó hacia la habitación.

Alguien tendría que dormir en el sofá.
-¡Mierda!- Gritó Bill mientras tomaba un cojín y lo lanzaba al suelo con frustración.

Dos años atrás...
-Vamos, Tommy- Bill besó la oreja del menor y éste se removió incómodo. -¿Qué ocurre contigo?- Preguntó cuando se dió cuenta de la fría sensación de rechazo.
-Déjame en paz- Respondió Tom cortante. Bill frunció el ceño y se cruzó de brazos frente al que estaba sentado.
-No cuál sea el problema, pero no tienes ni un puto derecho a desahogarte conmigo- El moreno era irritable si se trataba de su... ¿Cómo llamarlo? ¿Compañero de departamento?
-¡Y tú tampoco tienes el maldito derecho de acostarte conmigo y luego ir con otras!- Tom se sonrojó, pero ya había hablado. No se podía echar para atrás...
-¿Así que es ése el problema?- Bill rió -Estás celoso-
-¡Claro que no!- Gritó Tom como respuesta -Pero... No quiero que me contagies el sida o algo por el estilo- Mintió y Bill lo miró con una ceja alzada, nada convencido.
-Si es éso lo que te preocupa, con todas uso preservativo- Se colocó en cuclillas frente al menor. -Eres el único con quién no uso ninguna de ésas mierdas-
-Pero...- Tom se sonrojó y cerró sus manos formando puños. -Es efectivo sólo el 99% de las veces...-
-No me he acostado con 99 chicas, Tommy- Bill buscó los ojos del menor mientras sonreía burlón.
-Sabes a lo que me refiero...- Comenzó a tranquilizarse. Odiaba tener que rendirse fácilmente frente a Bill.
-Lo sé- Admitió Bill y al fin pudo observar los ojos brillantes de su mejor amigo. -Si te hace sentir mejor...- Se incorporó hasta que sus labios quedaran cerca del oído de Tom -Además de ser el único chico a quién me he tirado... Eres el que mejor folla- Susurró y Tom se deshizo en temblores.
Finalmente, se vieron en la sala de estar, corriéndose; Bill dentro de Tom, y éste sobre Bill.
-Ah... Mierda- Bill pasó su mano por su frente, tratando de deshacerse del sudor. -Jamás me cansaré de tí, Tom-
El menor se sonrojó y sonrió tímido. -Espero que jamás lo hagas- Dijo y pronto se cubrió la boca, avergonzado de lo que había dicho. -Digo...-
-Sé lo que dijiste- Bill rió y besó la mejilla de Tom -Supongo que éso también te diferencia de las otras...-
-¿Uh?- Gimió Tom en modo de pregunta.

-Ni siquiera sé el nombre de algunas chicas con las cuáles me he acostado, y es por éso que con los días, o más bien horas, me olvido de ellas. En cambio tú...- Bill sonrió y pasó su mano por el rostro del menor. -Te llamas Tom Kaulitz, tienes 17 años, asistes a la escuela ''Kurfürst Gimnasium'', vas en el último año de secundaria. Tu madre se llama Simone Kaulitz, y tu padre se llamaba Jörg Kaulitz. Falleció el 3 de Septiembre de 2006, dos días después de tu cumpleaños número 10- A Tom se le llenaron los ojos de lágrimas y bajó la cabeza. -Eres especial, Tommy-
-Tú también lo eres- Se miraron a los ojos y Bill negó con la cabeza riendo -¿Qué pasa?-
-Eres la primera persona que me dice algo así- El mayor apretó los labios para contenerse. No quería llorar frente a Tom... Aunque si lo hiciese, sería la única persona a quién le permitiría ver sus lágrimas de piedra.
-Pues... Al menos para mí lo eres- Tom sonrió apenado y Bill devolvió el gesto.

-Gracias- El moreno puso su gran mano sobre la cabeza de Tom y revolvió las rastas del menor, juguetonamente.





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